miércoles, 28 de septiembre de 2011

021

Normandía, Francia, 2011

Una foto de bosque, varios troncos delgados cubiertos de hiedra que se levantan entre el follaje.
Supongo que el gusto de ver una foto de bosque se relaciona con la idea de estar allí.
Aunque, luego, se prefiera el sofá de casa con la televisión al frente.
Sobre todo si para ir al bosque hay que caminar o subir senderos o bajarse del carro.
Entonces, el gusto de ver una foto de bosque va por otro lado.
Supongo que se relaciona con la idea, sólo la idea, de lo que se sentiría si alguna vez se estuviera allí.
Sin importar que esa idea no se parezca en nada a lo que se pueda sentir en el bosque.
Ni se parezca a ningún otro recuerdo porque, en realidad, nunca se ha estado en un bosque.
O, por lo menos, no en un bosque como el de la foto.
O, si se ha estado en un bosque, se estuvo mal porque hubo que caminar y subir senderos y bajarse del coche.
Y mientras se hacía todo eso se pensaba en lo bien que se estaría en el sofá de casa con la televisión al frente.
Aunque, en realidad, el sofá de casa con la televisión al frente no tenga ninguna gracia y sea de las cosas más aburridas que hay.
Y entonces, precisamente por eso, da gusto ver una foto de bosque y creer en la idea de lo bien que se debe sentir estar allí.

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