domingo, 18 de septiembre de 2011

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Salón Maison & Objet, París, 2011

1.2. El estilo cientificista y de la primera revolución industrial: ya como un juego de referencias cruzadas con algunas producciones cinematográficas y exposiciones temporales, con un toque notable de humor, la estética de las primeras grandes clasificaciones de la ciencia moderna y de los inicios de la máquina industrial aparece, también, en distintos sectores del salón. Figuras que reproducen la musculatura del cuerpo humano y pequeños animales disecados; muebles en hierro envejecido, con tornillos, tuercas y manivelas; afiches y pinturas que devuelven a los primeros pasos de la ciencia y del hombre moderno; lupas y utensilios de medición evidentemente obsoletos; publicidad turística de hace cien años, etc., este “regreso” a los orígenes de nuestro mundo, a esta edad dorada de los “grandes descubrimientos de la ciencia y la tecnología”, actúa como una especie de antídoto irónico frente a un mundo cada vez más sometido a la alta tecnología. Lo moderno de hace un siglo es hoy una muestra de torpeza, del mismo modo que una máquina de escribir parece, ahora, un enjambre absurdo de mecanismos innecesarios: sus herederas, las impresoras de nuestros ordenadores, son livianas, pequeñas, frías y esconden sus componentes mecánicos; son redondeadas, simples, de líneas puras y apariencia inmaculada. El público atraído por este juego irónico tiende a ser marcadamente distinto al que busca el neo rococó; se trata, en este caso, de emplear los muebles y objetos decorativos no como una herramienta de ostentación o de prestigio, sino como una muestra de la necesidad de distanciarse de la frialdad hiper precisa de la sociedad post industrial que caracteriza a la Europa actual.

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