domingo, 28 de marzo de 2010

viernes, 26 de marzo de 2010

dona barbara


El asunto comenzaría con la canción Coco Loco de Lila Morillo. Toda la obra sería en el interior de una casa pobre con un TV de plasma. Doña Bárbara es dueña de varios puestos en el mercado popular, que ha ido consiguiendo a fuerza de chanchullos y maldades. A lo largo de la obra nos enteramos de esto y de otras cosas porque ella habla por su celular todo el tiempo. También por el celular Doña Bárbara se inventa su vida de femme fatale; pero cuando vemos el ir y venir de sus enamorados entendemos que no se parece mucho a su narración. Santos Luzardo viene de una ONG francesa con un proyecto de microcréditos; cree que ésta es la fórmula mágica para acabar con la marginalidad y la pobreza. Doña Bárbara lo quiere convertir en su amante básicamente para ver si le saca un crédito. Santos Luzardo es un tipo algo afeminado. Marisela no vive con su madre Doña Bárbara para no interrumpir sus negocios, sobre todo en la noche, pero la visita cada día porque allí está el TV de plasma. Marisela es una especie de Lolita tropical. Santos Luzardo quiere acostarse con Marisela, aunque lo esté haciendo ya con su madre. La mayor parte de la obra tiene que ver con los intentos de seducción, Santos Luzardo le pinta a Marisela un París irreal, ofreciéndole siempre llevársela con él. Marisela acepta y se van a la cama. Doña Bárbara se da cuenta y prepara su venganza: manda a enrejar el interior de la casa. En un estilo de telenovela Doña Bárbara organiza una cena en familia. La mesa está puesta en un escenario perfectamente kitsh, Marisela está sentada esperando, Santos Luzardo entra, se escucha el cerrojo de la puerta desde afuera, e inmediatamente se enciende el TV de plasma con un discurso de Chávez en uno de sus momentos más esquizofrénicos. Marisela y Santos Luzardo tratan de apagar el TV, no pueden; tratan de salir, tampoco; entonces entienden que, como los personajes de A puerta cerrada, o de El ángel exterminador, se han quedado allí encerrados, escuchando a Chávez, para siempre. 
Los personajes son caricaturas a lo Brecht; la historia y los diálogos lo intentarán, también. La estética Almodóvar.
Quedé en escribirlo entre mayo y junio, estarían montándolo a partir de septiembre.

domingo, 21 de marzo de 2010

miércoles, 17 de marzo de 2010

resumen del dia



Después de pasar por la Sorbona preguntando qué carajo tengo que hacer para que me den mi título, y aclararme y pedir notas y comprar sobres y sacar fotocopias, calculé que tenía tiempo para ir a la Maison Européenne de la Photographie antes de volver, buscar las notas y entregar todo para que me envíen el título a casa.
Veinte minutos bajé por una calle con tiendas especializadas en freekies, en figuras y comics, pasé a la Ile, atravesé un parque rodeado de turistas con Notre Dame al lado, pasé a la Ile de Saint Louis, recordé por qué es uno de mis sitios preferidos de París, crucé al Marais y a la MEP.
On the road, l´Afrique heroique, y Elliot Erwit. On the road era una selección de fotos de alrededor de treinta grandes del siglo veinte donde la ruta marcaba la imagen; Cartier Bresson y Koudelka me vienen ahora a la cabeza.
L'Afrique Heroique, un trabajo en tres partes, contra el cliché del África como agujero donde se unen todos los males. En la primera parte un grupo de retratos de una etnia de cazadores que, al momento de la foto, estaba en Mali. Fusiles del siglo XIX, hienas con collar y bozal, ropas de cuero viejo, miradas de gente que vive como le da la gana; las actitudes en el justo límite entre lo sublime y lo ridículo (del lado de lo sublime), la gama ocre, la iluminación natural pero cuidadosamente trabajada. Una parte en blanco y negro. En resumen, sentí ganas de haber hecho yo las imágenes.
La segunda parte era sobre un tipo que se inventó una escritura silábica para lenguas tribales orales, un negocio entre profético y enciclopédico, una especie de sabio prehistórico made in África produit pour l'exportation; las fotos estaban bien.
La tercera parte sobre unos luchadores senegaleses y otros boxeadores de no recuerdo dónde, técnicamente perfectas y bien montada la presentación, con una pared, al fondo, cubierta de fotos y un par de pantallas transmitiendo videos de luchadores.
Erwit, el de las fotos icónicas del bebedero para negros o para blancos, del soldado negro sacando la lengua, del chihuahua junto a las patas del galgo, etc.; nada, un puto genio.
Para hacer tiempo entré a unas calles que no había visitado. Como siempre en París, las sorpresas: encontré unas casas medievales.
Volví a la Sorbona y la mujer no estaba; la vecina de escritorio me dijo que volviera mañana.
Ahora estoy en una clase de percepción estética; han enchufado a un artista plástico para que explique su manifiesto payaso y muestre en power point sus pinturas malas. Si no escribo esto me duermo. El tipo reafirma un prejuicio de la escuela: que los artistas conceptualizan mal, que son los críticos quienes descubren y construyen el arte; y en este caso es cierto, sólo que la obra es tan sosa como los conceptos, no creo que ningún teórico pueda acomodarla. Es curioso que los investigadores, teniendo las ideas, sean incapaces de producir nada. Por suerte, en las intervenciones, un estudiante le mandó esto al ponente:
--Estoy muy sorprendido por su exposición, ¿cómo es posible que venga usted aquí a darnos esas recetas baratas sobre el arte?, etc.

viernes, 12 de marzo de 2010

sábado, 6 de marzo de 2010

de una carta, sobre un cambio de empleo

Me felicitas porque ha salido el trabajo para la embajada, dices que seguro será mejor para mi cv, mi presupuesto, mi iq y mi ego. En realidad será peor para mi presupuesto, esperanzador para mi cv, igual para mi iq, y mucho mejor para mi ego, lo que demuestra que no todo en este mundo se mueve con dinero.
Peor para mi presupuesto: porque son menos horas de trabajo (35 vs 42 en el actual, en ambos casos pagadas a salario mínimo) y en el hotel además hay comisiones (por los taxis para los clientes, generalmente); pero ya sabes que mis ingresos acaban casi siempre en viajes, y en Francia uno sólo tiene derecho a pedir dias de vacaciones pasado un año de trabajo; eso me dejará varado un año en París a partir de junio; en el hotel he podido tener fines de semana de cuatro dias y he aprovechado los vuelos low cost para visitar ciudades sueltas. En la embajada haré salidas cortas de fin de semana en Francia, mucho más barato que viajes más lejos; por eso creo que el bajón de los ingresos no me fastidiará tanto; de todos modos tendría que buscar algo para complementar, está claro que de la escritura no se saca dinero ni aún con los libros bobos: hace un par de semanas salio en Barcelona un libro que escribí junto a un amigo, "100 motivos para ser del Barça (y no del Real Madrid)"; me quedaron 450 rupias despues de impuestos, por contrato no hay derechos sobre las ventas, el único ingreso extra que puede salir de aquí es en caso de agotarse la edición y reimprimirla; libritos como éste se pueden hacer un par al año, o sea, menos del salario minimo francés de un mes. Viendo cómo está el asunto de las editoriales he decidido colgar de un blog mi última novela completa y un par de libros anteriores; que la aproveche quien quiera, si la función de difusión y distribución de las editoriales es nula comparada con internet, y los derechos de autor están tan mal pagados, la verdad es que no tienen mucho sentido los canales tradicionales. He puesto un mapa y un contador de visitas para saber qué tanto se difunde una novela por el blog, ya te diré.
Esperanzador para mi cv: aunque oficialmente el puesto en la embajada es de lo más básico (atender llamadas, abrir puertas, y dar informacion a la gente que entra a preguntar), en las entrevistas  del año pasado, cuando me equivoqué entregando el cv completo, insistí en que mientras más cosas complejas me dejaran hacer, mejor. Pero si me han llamado ahora no es por esto, sino por lo que yo llamo el "síndrome de plaza sésamo", sólo que esta vez invertido a mi favor. El síndrome de plaza sésamo: la pantalla dividida en cuatro; en la primera casilla un niño se protege de la lluvia con un paraguas; en la segunda otro con un impermeable; en la tercera, no sé, quzá con un plástico; y en la cuarta aparece un negrito mojándose y pasando frío; mientras tanto, una cancioncita dice: uno de estos niños, no es como los otros \ uno de estos niños no es igual \ adivina cuál es diferente de los otros \ adivina cuál no es igual.
En la práctica, el síndrome funciona más o menos así:
Entran unos clientes medio cutres, los ingreso, les doy las llaves, suben.
JEFE DE RECEPCION (parado junto al RECEPCIONISTA, sonriendo): son amigos  del propietario.
RECEPCIONISTA (creyendo sinceramente que hay un error): el precio está por encima de los otros.
JEFE DE RECEPCION: sí (sonrisa de "mira qué vivos somos, ¿no?)
RECEPCIONISTA (inexpresivo): ah.
Pasa un rato, abre la puerta el PROPIETARIO (de mal rollo): cambie los precios de las habitaciones que entraron hace un momento.
De esta gilipolles deduzco que el jefe de recepcion esperaba que me hiciera gracia el chanchullo con los amigos del propietario; aunque me importe un carajo cómo el propietario cuida a sus amistades, la verdad es que no se me ocurrió reírme; esto parece que lo interpretó el jefe de recepción como una reprobación moral o algo parecido, y para tocarme los huevos salió a decírselo al propietario, que habrá visto mal que un recepcionista lo esté juzgando. En resumen, por más que uno se anule, se bloquee, y haga lo posible por ser invisible, por un lado o por el otro se nota el disfraz y sale aquel "pero tú no eres de los nuestros" que me soltó una venezolana, presuntamente chavista, apenas me la presentaron en un bar de Barcelona. La verdad es que no, no lo soy, no tengo la menor puta idea de cómo serlo ni tengo nada que me motive para descubrirlo. Total, que por el síndrome de plaza sésamo las relaciones con el "poder" en el hotel se han ido tensando en los dos años que llevo trabajando, y sé que ha llegado el momento de buscar otra cosa; pensaba hacerlo en mayo, después de las vacaciones de Tailandia, pero por buena suerte me llamaron de la embajada para comenzar en junio. En la embajada te decía que el síndrome funcionó al revés porque el hecho de tener amigos comunes con el embajador y decorar bien cuando abría la puerta, ha hecho que el embajador y la segunda en la embajada me hayan preferido en vez de la mujer escogida por el encargado de personal, quien se decidió por alguien"adaptado mejor al puesto", o sea, más neutro. Supongo que la escogida ha tenido problemas de trato con alguien de adentro (es la parte jodida del trabajo en la embajada, hay que ser escandalosamente polite con todo el mundo) y los de arriba se habrán apoyado en eso para volver a llamarme. No sé cuánto tiempo vaya a durar, este año hay elecciones en el Perú y es muy probable que el próximo año haya cambios; según las encuestas cuando hice la sustitución el año pasado la cosa está entre los  fujimoristas y los chavistas, perdón, humalistas, así que no sé si el síndrome de plaza sésamo reaparezca el año que viene, con el nuevo embajador. En todo caso el trabajo me permite entrar en contacto con gente cercana en formación, trato, e intereses, y a la hora de buscar otra cosa se verá mucho mejor, para los trabajos que me interesan, poner "auxiliar en la embajada del Perú", que "recepcionista en el hotel Términus Orleans". Las leyes del mercado pegan duro: los trabajos buenos se ofrecen a los amigos o a los amigos de los amigos, y los cutres (esos en los que la rotación de personal es alta, por mal manejo de la politica de empleo o por condiciones de trabajo jodidas) son los que aparecen en las páginas de empleo; cuando uno no tiene las relaciones, las probabilidades de caer en un buen puesto son bajas, y es lo que pasa cuando se llega como inmigrante (además de la preferencia que le dan, claro, a los trabajadores nacionales, creo que básicamente porque los empleadores pueden prever mejor cómo reaccionan los locales que los extranjeros).