viernes, 30 de septiembre de 2011

022

Londres, Inglaterra, 2009

Publicidad gráfica: en la base de la pirámide, donde normalmente están las especies vegetales típicas del bioma, hay fábricas y casas y paradas de bus y mercados y edificios públicos y etc.
Sobre la base, en el lugar de los herbívoros, todos los que un gastado marxista llamaría proletarios. También se puede poner directamente aquella famosa pintura que ahora no recuerdo cómo se llama, la que usa Bertolucci para cerrar Novecento.
Sobre los herbívoros-proletarios, en el puesto de los omnívoros, los empleados cualificados, la clase media, con sus disfraces de enfermera, contable, ingeniero, profesor, abogado, y todas esas historias.
Sobre ellos, lógico, los predadores: los empleadores, medianos empresarios, puestos de mando en organizaciones fuertes, etc.
Arriba, los superpredadores, ya se sabe, los de siempre, esos que aprovechan a los predadores-empleadores.
Y, para acabar, en la parte más alta de la pirámide, los carroñeros, una buena pandilla de mendigos y facinerosos o, como se diría, de vagos y maleantes.
Abajo a la derecha, discretamente llamativo, el logo del partido conservador o, quizá, de un partido radical de izquierdas, lo que vaya mejor, da igual.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

021

Normandía, Francia, 2011

Una foto de bosque, varios troncos delgados cubiertos de hiedra que se levantan entre el follaje.
Supongo que el gusto de ver una foto de bosque se relaciona con la idea de estar allí.
Aunque, luego, se prefiera el sofá de casa con la televisión al frente.
Sobre todo si para ir al bosque hay que caminar o subir senderos o bajarse del carro.
Entonces, el gusto de ver una foto de bosque va por otro lado.
Supongo que se relaciona con la idea, sólo la idea, de lo que se sentiría si alguna vez se estuviera allí.
Sin importar que esa idea no se parezca en nada a lo que se pueda sentir en el bosque.
Ni se parezca a ningún otro recuerdo porque, en realidad, nunca se ha estado en un bosque.
O, por lo menos, no en un bosque como el de la foto.
O, si se ha estado en un bosque, se estuvo mal porque hubo que caminar y subir senderos y bajarse del coche.
Y mientras se hacía todo eso se pensaba en lo bien que se estaría en el sofá de casa con la televisión al frente.
Aunque, en realidad, el sofá de casa con la televisión al frente no tenga ninguna gracia y sea de las cosas más aburridas que hay.
Y entonces, precisamente por eso, da gusto ver una foto de bosque y creer en la idea de lo bien que se debe sentir estar allí.

020

Quito, Ecuador, 2010

                Viajar es, de alguna manera, vivir otra vida durante un breve periodo; una vida nueva, frágil, casi siempre demasiado corta; en realidad, cosas que podríamos decir de la vida corriente, sólo que de una forma acentuada, más notoria.
                Los viajes dejan dos impresiones contrarias que dibujan una paradoja: por un lado, la sensación de que el tiempo pasa rápidamente, como un vídeo puesto a velocidad 4 X; pero, también, la acumulación de experiencias hace creer a nuestra memoria que un día de viaje ocupa una semana de vida normal, y una semana en movimiento equivale a dos meses de cotidianidad.
                Hay lugares que favorecen esta paradoja, Ecuador es uno de ellos; un país relativamente pequeño donde se solapan los escenarios de una forma extraña, casi onírica: en seis horas se pasa por tierra la cordillera de los Andes y el escenario de alta montaña se convierte en selva tropical. En Quito, es posible salir de un hotel con mobiliario posmoderno para entrar a un amplio espacio de arquitectura colonial ocupado por gente que ejerce oficios corrientes… hace setenta años: limpiabotas, saltimbanquis, vendedores de helados de hielo. El mestizaje humano, prueba de una historia compleja, y la enorme cordillera andina que separa a la selva del mar explican parcialmente esta riqueza.
Ecuador es una superposición de capas de historia y de estilos arquitectónicos; de formas de vida y de tipos humanos; un universo al mismo tiempo abierto y cerrado, detenido en la historia pero también en crecimiento y progreso; la variedad afecta tanto al espacio material y simbólico ocupado por los seres humanos, como al paisaje natural y la diversidad de la vida. Ecuador es un shock de experiencias nutritivo, estimulante, tremendamente didáctico,  destinado a fijarse en la memoria como una vida breve pero intensa, muy útil para sentir que, así, vivir es un ejercicio siempre justificado.
                Este proyecto fotográfico busca recoger, en imágenes, la diversidad de lugares y de experiencias que llenaron los ocho días de movimiento continuo entre Quito, los Andes y el Amazonas de Ecuador.

019

Venecia, Italia, 2009

Me dices que tus amigos creen que te harás rico. Yo pienso igual. Eres lo bastante listo para conseguirlo, y suficientemente tonto para necesitarlo.

martes, 27 de septiembre de 2011

018

Basha, China, 2006

Gui-Zhou es una mujer de unos cuarenta años. Gui-Zhou espera en el muelle a los turistas que llegan sueltos. Ghi-Zhou nos consiguió hotel (comisión); nos hizo escoger, de unas bateas plásticas, con lástima y asco, los pescados para la cena (comisión); nos sirvió las cervezas, no sé cuántas (comisión), hasta que nos fuimos a dormir (comisión). A Gui-Zhou no se le escapa nadie. Sonrisa y venga por aquí, te resuelve la vida, a unos precios que, con la cabeza en euros, son de risa. Gui-Zhou se las ha arreglado para no tener competidores. De hecho, el pueblo entero existe para que Gui-Zhou se enriquezca. Gui-Zhou te mira de arriba a abajo, te evalúa, sabe exactamente lo que puede sacar de ti; tiene olfato, te ofrece de todo, pero sabe cuándo parar, hasta dónde llegar. Gui-Zhou no habla idiomas, pero se entiende con todos. Gui-Zhou, sin ser protestante, tiene el perfil clásico del empresario emprendedor. Gui-Zhou está picada por el gusanillo del comercio, es esclava de Hermes, sin saber. Gui-Zhou es una maravilla, pero tiene un defecto: cuando se da media vuelta, se le cae la sonrisa.

viernes, 23 de septiembre de 2011

017

Amsterdam, Holanda, 2008

Un recital poético con guitarra. Música primero y poemas después. “Denuedo de sirocos sobre ciudades cimbreantes”. Lo del denuedo, vale, pero cimbreantes, ¿por qué? “Ir bajando por las armas hasta llegar a las orillas”, ¿o dijo hojillas? Hojillas queda mejor, creo, por lo de las armas, aunque, de todos modos, lo importante es el cantadito, el tono de voz, esa cosa medio lastimosa o trágica que supone ser tan visceral y tan profunda. Lees cualquier cosa así y ya tienes espacio en los ateneos y centros de cultura. Cuando digo cualquier cosa es cualquier cosa, hasta el periódico. Pruébalo, frente a un espejo, lee el periódico lastimoso y con cara trágica, y te sentirás poeta, de verdad. Primero escucha un par de recitales, claro, para que aprendas cómo va el rollo, para que puedas ser parte del gremio, para que consigas que luego digan de ti que eres un autor “de vanguardia”: noticias de prensa con voz poética, sublime ready-made. Tienes dos opciones: noticias trágicas, mujeres víctimas de la violencia doméstica o niños muriéndose de hambre, cosas así, éxito asegurado, poeta duro, comprometido, irónico, profundo, yo qué sé, dirán. La segunda opción, la buena, es leer noticias del mundo de la cultura, por ejemplo, o de las páginas de sociales, o anuncios publicitarios, que desubiquen y molesten, siempre con el tonito acentuado, a lo poeta, ridiculizando. Al próximo recital no te dejarán entrar, no te dirán cuándo; o sentirás una pared de odio y silencio alrededor de ti. Entonces te podrás levantar, decirles que como poetas son todos unos comemierdas (incluyéndote), e irte a tu casa a cascártela mirando modelos desnudas en internet. Eso sí, siempre con la voz triste y profunda. Jamás lo olvides. Es lo único que te distingue de un tipo común, el tonito. Porque del resto, lo mismo. El tonito.

domingo, 18 de septiembre de 2011

016

Salón Maison & Objet, París, 2011

1.2. El estilo cientificista y de la primera revolución industrial: ya como un juego de referencias cruzadas con algunas producciones cinematográficas y exposiciones temporales, con un toque notable de humor, la estética de las primeras grandes clasificaciones de la ciencia moderna y de los inicios de la máquina industrial aparece, también, en distintos sectores del salón. Figuras que reproducen la musculatura del cuerpo humano y pequeños animales disecados; muebles en hierro envejecido, con tornillos, tuercas y manivelas; afiches y pinturas que devuelven a los primeros pasos de la ciencia y del hombre moderno; lupas y utensilios de medición evidentemente obsoletos; publicidad turística de hace cien años, etc., este “regreso” a los orígenes de nuestro mundo, a esta edad dorada de los “grandes descubrimientos de la ciencia y la tecnología”, actúa como una especie de antídoto irónico frente a un mundo cada vez más sometido a la alta tecnología. Lo moderno de hace un siglo es hoy una muestra de torpeza, del mismo modo que una máquina de escribir parece, ahora, un enjambre absurdo de mecanismos innecesarios: sus herederas, las impresoras de nuestros ordenadores, son livianas, pequeñas, frías y esconden sus componentes mecánicos; son redondeadas, simples, de líneas puras y apariencia inmaculada. El público atraído por este juego irónico tiende a ser marcadamente distinto al que busca el neo rococó; se trata, en este caso, de emplear los muebles y objetos decorativos no como una herramienta de ostentación o de prestigio, sino como una muestra de la necesidad de distanciarse de la frialdad hiper precisa de la sociedad post industrial que caracteriza a la Europa actual.

viernes, 16 de septiembre de 2011

015

Phnom Bokor, Camboya, 2010

La foto debería mostrar, principalmente, lo que está fuera del encuadre.
Ayudar a entender la totalidad a partir del detalle.
Esta foto viene de un parque nacional en Camboya, un sitio que, hace menos de un siglo, justificó por su belleza la construcción de un hotel de lujo para los occidentales.
Hace menos de medio siglo el hotel y todo lo que estuvo habitado fue arrasado por la guerra.
La naturaleza sigue allí: las montañas cubiertas de vegetación tropical, imposible de atravesar si no fuera por una carretera que comienzan a ampliar y asfaltar; los cantos de los pájaros, a veces exagerados; el viento fresco que llega cuando no lo detienen los árboles; la neblina, las cascadas.
De las construcciones francesas sólo quedan cáscaras invadidas de selva. No sé cuánto tarden en desaparecer, ¿cien, quinientos, mil años?
Por ahora, en lo que fue el hotel, donde estuvo el nombre, hay un cartel metálico oxidado que dice No entry, danger, y luego unas letras en jemer, imagino que diciendo algo parecido, para nada, porque el sitio ha sido invadido por las familias camboyanas que vienen a pasear los domingos.
Hacen pic-nic en lo que fue la terraza; toman fotos con sus teléfonos móviles desde lo que debieron ser los jardines, aprovechando la vista que se abre hacia las montañas cubiertas de selva y hacia el mar; los niños corren, bajan y suben, van y vienen, por las antiguas habitaciones de los cuatro pisos del edificio en ruinas. Las parejas se pasean entre la turba cogidas de la mano.
Un improvisado estacionamiento donde unos improvisados comerciantes venden improvisados almuerzos, sopas instantáneas a las que ponen agua hervida, arroz con trozos de cerdo, pinchitos, masas dulces cubiertas de hojas de plátano.
En el camino, mientras avanzaba por una carretera de tierra haciendo cross con el ciclomotor que había alquilado en el pueblo, encontré las ruinas de una estación metereológica, de un par de casas de lujo, de un puesto de correo, de viviendas pequeñas, y de una iglesia cristiana, donde sólo había un grupo de turistas occidentales, con un guía local.
Los camboyanos se encontraban todos en el antiguo hotel, al mismo tiempo vacío y superpoblado; qué importancia pueden tener para ellos el pueblo fantasma, la pila bautismal abandonada, la guerra. 

lunes, 12 de septiembre de 2011

014

Toronto, Canadá, 2008

A la clásica pregunta de magazine femenina: ¿Qué libros llevarías contigo si te condenaran a cadena perpetua?, una lista al estilo de las revistas de televisión por cable:
1. La epopeya de Gilgamesh (héroe desorientado enfrenta terribles peligros para resucitar a su mascota preferida)
2. La Iliada (soldado caprichoso trae con su malacrianza la desgracia a amigos y enemigos)
3. Los libros de Herodoto (historiador avispado se hace famoso contando exageraciones y mentiras)
4. Las Asambleístas de Aristófanes (feministas agrias imponen el comunismo a través de la abstinencia sexual)
5. La Biblia (pueblo elegido pasa los días provocando la ira de su dios con vocación masoquista)
6. El Satiricón (joven descarriado se cuela a una fiesta de gente sin principios y sigue sus aventuras como si continuara allí)
7. Catulo (viejo degenerado escribe poemas plagados de penes y vaginas)
8. Marcial (romano envidioso consigue mezclar con gracia difamación y poesía)
9. El Corán (profeta analfabeta improvisa con soltura un texto que no empieza ni termina)
10. Las Noches Árabes (historietas jocosas para el horario de adultos)
11. El Libro de las Maravillas (comerciante desesperado gana fama por sus millones venidos de la China)
12. La Chançon de Rolan (rey cristiano sufre por la muerte de su amado tras una emboscada de trogloditas)
13. El Mío Cid (aventurero sin convicciones desata la ira del rey de España trabajando para los moros)
14. Recopilaciones de trovadores (cantantes estrafalarios usan sus artes para engañar a las damas de la buena sociedad)
15. El Decamerón (jóvenes disolutos aprovechan la peste para contar historias y darse la gran vida)
16. Villón (seminarista degenerado se dedica al robo, al sacrilegio, a la poesía, antes de ser ahorcado por estos crímenes)
17. Las vidas de artistas de Vasari (pintor de segunda fila pasa a la primera escribiendo sobre sus conocidos amigos)
18. El Príncipe de Maquiavelo (diplomático inescrupuloso quiere regresar del exilio dando inmorales consejos)
19. Los Ensayos de Montaigne (aristócrata ocioso se distrae escribiendo de manera desordenada en sus ratos libres)
20. Basho (ingenioso japonés se gana la vida con muy pocas líneas)
21. Naufragios de Cabeza de Vaca (aventurero habilidoso escapa de una tribu de caníbales para estafar a otros con la medicina alternativa)
22. La vida es sueño de Calderón (príncipe ingenuo intenta superar su insomnio con extrañas fantasías)
23. El Quijote (“viejo loco sale a buscar aventuras” [éste es real, me dio la idea para los otros textos])
24. Hamlet (joven problemático acaba bañando en sangre la vivienda de su familia)
25. Casanova (cortesano disoluto que busca la felicidad en las alcobas de las damas acaba sus días en una mazmorra fría)
26. Cuentos de Voltaire (filósofo amargado ironiza seriamente sobre la vida)
27. Robinson Crusoe (náufrago meticuloso pasa diez años tranquilamente en una isla)
28. Los viajes de Gulliver (comerciante imprudente se lanza al mar para llegar a mercados donde siempre acaba excluido)
29. Cuentos de Poe (borracho atormentado se hace un nombre aprovechando sus delirios)
30. El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde (médico irresponsable trabaja en una droga que le trae problemas con la policía)
31. Alicia en el país de las maravillas (niña desatendida entra sin querer a una comuna psicodélica)
32. Poemas de Rimbaud (joven pueblerino pierde su virtud por culpa de la poesía)
33. Madame Bovary (adúltera soñadora hace todo para traer la desgracia a su marido)
34. Cuentos de Maupassant (periodista talentoso caricaturiza a los otros mientras se dedica a la mala vida)
35. Crimen y castigo (joven inadaptado prefiere el crimen antes que trabajar para ganarse la vida)
36. Así hablaba Zaratustra (fracasado infeliz habla del superhombre para sentirse menos hundido)
37.  El corazón de las tinieblas (marino fantasioso recoge historias engañosas y carentes de sentido)
38. La interpretación de los sueños (médico irresponsable hace fama ofreciendo costosas y largas curas milagrosas)
39. El Ulises de Joyce (personaje disléxico comenta con detalle su día a día)
40. El Proceso de Kafka (empleado libidinoso tiene que responder por sus culpas frente a la justicia)
41. Viaje al fin de la noche (vago inmoral exhibe con descaro las bajezas de su vida)
42. El Gatopardo (familia acomodada busca desesperadamente la forma de prolongar su improductiva vida)
43. Poemas de Ezra Pound (excéntrico inadaptado enfrenta el hambre con su incomprensible poesía)
44. El bosque de la noche (joven noctámbula busca de manera difusa la compañía de la gente más estrafalaria)
45. 1984 (funcionario irresponsable desatiende su trabajo por liarse con una compañera de oficina)
46. Poemas de Vallejo (poeta campechano llega a París donde busca parecer un vanguardista)
47. Cuentos de Borges (erudito anacrónico usa sus horas de trabajo para escribir ingeniosas pedanterías)
48. Leyendas de Guatemala (latino afrancesado se pone exótico para complacer a sus amigos surrealistas)
49. Rayuela (bohemio improductivo malgasta sus días usando su enorme fantasía)
50. Pedro Páramo (joven asustadizo pasa un mal rato con las historias de aparecidos)
51. Cien años de Soledad (familia estrafalaria vive en la selva aventuras increíbles)
52. Gran Sertón: Veredas (cuatrero intrépido recuerda sus años dorados con un discurso incomprensible)
53. Cuentos de Bukowski (borrachín impertinente cuenta sus desgracias como algo divertido)
54. El Infierno de Manganelli (difunto sueña su muerte y no logra despertarse de su pesadilla) 

viernes, 9 de septiembre de 2011

013

Dublin, Irlanda, 2008

--¡Que sí! ¡Que la felicidad en este mundo la da el dinero!
--¡Que no, que lo importante es hacer lo que uno quiere!
--¿Y cómo vas a hacer lo que quieres si no tienes dinero? Ni siquiera podrías tomarte una puta birra, nada, no podrías hacer nada.
--¡Hombre, pero no seas extremo, yo lo que te digo es que no se necesita ser rico para ser feliz!
--¡Pues claro que sí! En nuestra sociedad las cosas se consiguen con dinero... Y si no tienes pasta, no tienes nada.
--Tienes libertad.
--¿Libertad? ¿Tú crees que los ricos son menos libres que nosotros? No seas gilipollas... Ser libre es hacer lo que te da la gana cuando te apetece. Y eso sólo te pasa si tienes dinero. ¡Los ricos son mucho más libres que nosotros!
--Pero los ricos tienen que estar currando todo el día.
--¡Es al revés, ingenuo! ¿Tú has visto alguna vez al dueño de un local trabajando como un perro? Los que curran de verdad son los empleados. Mientras más arriba estás, menos trabajas.
--Vale, pero nosotros nacimos sin dinero, y tenemos que acostumbrarnos a eso.
--¡No, tío, allí está el error! Uno tiene que estar dispuesto a hacer lo que sea para forrarse de dinero...
--¿Cualquier cosa?
--Lo que sea.
--¿Y si alguien te quiere dar por el culo también lo dejarías?
--Si me paga bien, claro que sí. ¿Tú no te dejarías follar por el culo si alguien te ofrece diez mil?
--Yo no.
--¿Y cien mil?
--No.
--¿Y un millón?
--(...)
--Dime sinceramente... Si alguien te ofreciera un millón, ¿no te dejarías follar por el culo?
--Debe doler mucho.
--Te vas al médico para que te acomode el ojete y el dolor se te quita en tres días... En cambio, con ese dinero vas a vivir como un rey toda la vida.
--Acordándote cada noche de lo que has tenido que hacer para ganarlo.
--Los remordimientos te duran una semana. Hasta que te compras el coche último modelo y te follas a las tías que siempre te habías querido follar y nunca te habían hecho caso por no tener pasta.
--(...)
--(...)
--De todos modos, eso nunca va a pasar... No hay nadie que te pague un millón para darte por detrás.
--Desgraciadamente... Pero siempre hay que intentarlo, estar atento, siempre buscándolo.

martes, 6 de septiembre de 2011

012

Essaouira, Marruecos, 2005

El asunto mantenía su coherencia hasta que los encontré afuera, sentados sobre las rocas frente al mar, apoyados de la muralla.

Todas las ciudades tienen esa otra cara que aparece de madrugada, cuando las calles oscuras y vacías sacan su lado siniestro, ese Mr. Hyde que camina siempre a tu espalda ilustrando el sueño torcido, la soledad real, la amenaza latente.
En algunos sitios (un pueblo a orillas del Loire o una pequeña ciudad alpina, por ejemplo) este rostro espanta pero es inofensivo; tiene mueca de viejo en silla de ruedas o, como mucho, de enfermo que, con los ojos abiertos, espera la llegada del día, conciente de que si se duerme acabará su historia. Otros lugares tienen madrugadas de rostros rotos y ojos enrojecidos por el alcohol y la droga; son horas de un silencio sólido, como impuesto, marcado por la cercanía de la violencia que parece respirar entre las sombras como un perro inquieto, imprevisible, violento, latinoamericano.

Essaoira es uno de los lugares donde he visto de forma más extrema la diferencia entre la ciudad y su madrugada. Entre el mar y el Sahara está el recinto amurallado, construido por un arquitecto italiano en el siglo XVIII siguiendo el gusto de un sultán. Durante el día y parte de la noche es un zoco árabe superpoblado y movido que reúne, en algunas calles, a un número cada vez mayor de bares y de turistas. Pasada la fiesta se instalan “los olvidados”, consumidores de hachis, alcohol, pega y, quizá, también de heroína; gente sin futuro que camina tambaleante y esconde la mirada. Esta población desaparece en las primeras horas de la mañana; lo sé porque más de una vez salí a caminar la playa jugando a experimentar lo que, en mi cabeza, en aquel momento, era vivir como lo haría si fuera escritor profesional.

Y el asunto mantenía su coherencia hasta que los encontré afuera, sentados sobre las rocas frente al mar, apoyados de la muralla. La madrugada de la ciudad allí, en pleno día, desmantelando la lógica del mundo sin problemas, así, como si nada, tan cómoda, tan tranquilamente.

domingo, 4 de septiembre de 2011

011

Región amazónica, Ecuador, 2010

Que bien se siente recibir tus "novedades" aunque tengan más de diez años de edad, me viene una alegría de tripas retomar este contacto, saber qué ha sido de ustedes, cómo viven, qué han estado haciendo.
De lejos, tu vida parece una película y, en serio, si tuviera los medios, buscaría la manera de ir a verte con el Roraima como fondo de escenario. Hay algo curioso: hace un par de días comencé a leer un libro de Vargas Llosa (El hablador) que, casualmente, se dedica al tema del contacto con las comunidades indígenas. Mis ideas religiosas, más bien teológicas, son bastante borrosas, pero entre las pocas cosas que me parece tener más o menos claras hay una que llamo el "no azar"; para mí viene a ser algo así como las violaciones descaradas a la ley de probabilidades que ocurren de vez en cuando y te dejan la impresión de revelarte algo que de otra manera te pasaría por al lado y no te darías cuenta; por supuesto que no tengo puta idea de cuál es la revelación en este caso, pero por el momento tiene que ver con este rencuentro y tu experiencia y lo que hay alrededor de ella.
Creo que en la vida de ambos ha habido unas cuantas sincronías durante estos años; la principal, que desde nuestro último encuentro (alguna de esas noches que me quedé en el apartamento de ustedes, antes de irme a Barcelona y poco antes de que Chávez ganara las elecciones) hemos ido a buscar cada uno, de alguna manera, la forma de poner sobre la realidad un sueño guardado: tu proyecto de volver a la selva salió más de una vez en nuestras conversaciones, y mis ganas de vivir en París andaban revueltas en esa época cuando tramitaba mi crédito de estudios. Desde mi perspectiva tu vida es una experiencia envidiable, más que por el cliché de vivir "en la naturaleza" (que de todos modos no sé bien lo que eso significa), por la ruptura, al vivir allí, teniendo a los indígenas como vecinos, de las formas habituales de pensamiento, de la manera aprendida de ver y experimentar la realidad; siento que es un poco lo mismo que me ofrece Paris, aunque aquí lo vivo de otra manera, la inversa, la que llega con la sobredosis de información, de ideas y de discursos. A ambos, por lo que veo, la experiencia nos ha ralentizado la escritura, supongo que estamos en proceso de aprendizaje, y que llegará el momento de poner luego el asunto sobre papel (de todos modos, si no lo escribimos, tampoco pasa nada).
Sobre los talleres literarios: una de las últimas cosas que oí decir de ti es que te habían encargado de alguno en Caracas, pero ahora no sé si me lo invento. Luego alguien me comentó que habías dejado el CELARG, aparentemente por no estar de acuerdo con la manera como se estaban haciendo las cosas (por lo que leo ahora en tu carta es muy probable que haya sido así). Veo que por suerte te mantienes en un punto medio sobre el "caso Venezuela", y has logrado escapar de los extremos habituales que, más del lado de la oposición que del oficialismo, me han hecho perder algunos amigos cercanos por no ser yo lo suficientemente antichavista; a tomar por el culo, el chavismo es un desastre completo, claro, pero tiene un origen, viene de una historia compleja, de errores de en las políticas públicas , de desigualdades, de grupos humanos numerosos que han vivido una experiencia de marginación continua, etc., y creo que hasta que no se acepte eso no se podrá encontrar la manera de bajar la "cuota de popularidad" del "carismático" líder "revolucionario". En resumen, desde mi experiencia, creo que el fanatismo opositor llega a ser tan primitivo como el de sus enemigos. Pero siendo sincero, prefiero no seguir mucho el tema venezolano, en general me parece deprimente.
Y bueno, qué más decirte, que leeré con gusto tu libro; que trataré de llamarte el fin de semana, o durante la semana que viene, a ver si tengo suerte y los gritos de las guacharacas te dejan oír el timbre del teléfono; que me da una alegría fuerte saber de ustedes y retomar el contacto después de tanto tiempo.
Un abrazo grande y, espero, sí, poder compartir una botella de vino (el ron es muy caro aquí) en París, dentro de no mucho tiempo.