sábado, 23 de mayo de 2009

seleccion I

Nunca te dejes montar la pata en la escuela. Escupe, araña, grita y traga tierra. Encuentra un protector. Haz lo que te diga. No te le despegues. Jode siempre a los pequeños. Rómpeles la boca. Entra a una pandilla. Maltrata, sé agresivo, no tengas miedo. Ráspate las rodillas con la bicicleta. Mata iguanas. Pégale candela al monte. Orínale la cama al vigilante de la construcción. Quiébrale los vidrios al vecino. Dale con el palo al perro callejero. Espíchale los cauchos a los carros de los estacionamientos. Sácale dinero a tu madre. Si no te da, quítale de la cartera. Dile a tus amigos lo que has hecho. Repite conmigo «todos los pobres son mierda, todos los negros son mierda». Cállate si tienes familiares pobres o negros. Ignóralos, desprécialos. Aprende a decir mentiras. Haz creer a tus padres que te maltrata la maestra. Culpa a tu madre, frente a la maestra, de tu pobre desempeño. Envidia, pon tus mierdas sobre los otros. Nunca mires para adentro. Maltrata a los pendejos. Haz que la gente se pelee. Sé violento. Practica kárate. Mantente a la moda. Cuida tu corte de pelo. Emborráchate. Aprende a bailar. Rómpele la cara al bonito de la fiesta.
Cógete a la mujer de servicio. Dile a tus amigos lo que has hecho. Llévate escondido en la noche el carro de tu madre. Quítale plata y vete de putas. Compra drogas. Compártelas. Roba reproductores de carro y véndelos. Acostúmbrate a tener dinero. Cógete a las changas mostrándoles el dinero. Rómpele la cara al bonito de la fiesta. Empátate con alguien de tu clase social, aunque sea fea. Métele mano. Cógetela si puedes. Dile a tus amigos lo que has hecho, aunque no lo hayas hecho. Haz que tus padres te compren un carro nuevo. Deja a la tipa fea. Vete a la capital a estudiar la carrera que tu padre elija. Sácale todo el dinero que puedas. Estudia poco. Emborráchate. Fuma y esnifa toda la mierda que encuentres. Cógete a quien se resbale. Haz saber que tienes dinero. Rómpele la cara al bonito de la fiesta. Utiliza a la gente. Desprecia a los pendejos. Aprende de tu padre. Fíjate mejor en tu tío, el que trabaja con el gobierno. Búscate una novia rica. Escucha a tu madre, ella sabe quién te conviene. Acaba la carrera.
Olvídate de las palizas. No destruyas más carros. No uses tanta droga. Acomódate el pelo. Usa corbata. Trabaja donde te ponga tu tío. Encuentra a un protector. Haz lo que te diga. No te le despegues. Jode siempre a los pequeños. Rómpeles la boca. Entra a una pandilla. Maltrata, sé agresivo, no tengas miedo. Compra un carro grande. Busca la ganancia rápida. Relaciónate con gente del gobierno. Persigue algún contrato público. Mójale la mano a quien convenga. Mueve tus contactos, no pierdas el tiempo. Cásate. Sácale a tus suegros un tremendo piso. Abre una empresa. Pide préstamos bancarios. Mójale la mano a quien convenga. Quiebra la empresa. Cómprate una casa grande. Reprodúcete. Monta una venta de motos. Lava narcodólares. Compra un carro importado. Abre cuentas en el extranjero. Busca una amante. Construye un centro comercial. Lava narcodólares. Entra en el negocio de la multipropiedad. Lava narcodólares. Deja a medias los proyectos. Quiebra la empresa.
Regresa a la coca. Deja a tu mujer y lárgate con la modelo. Alquila un apartamento de lujo. Emborráchate. Vete cada noche de fiesta. Pelea con tus hijos. Recórtales el dinero. Monta un restaurante. Desatiéndelo. Quiebra. Busca otros negocios. Mira cómo los amigos te cierran las puertas. Amenázalos, insúltalos, maldícelos. Vende tu carro importado. Esnifa toda la coca que puedas. Deja de pasarle dinero a tus hijos. Gástate lo que te queda. Sobregira las tarjetas de crédito. Pide dinero prestado. Vende tu reloj de oro. Usa películas porno ahora que no puedes pagar mujeres. Empléate. Trabaja mal. Acepta las condiciones del despido. Arruínate. Enférmate. Olvida a tu familia, que no te quiere. Muere solo, pero muere ya, porque se te ha acabado el tiempo.

Quien siembra bananos recoge monos, y el que cosecha trigo necesita un tractor

Quien juzga come poco, pero come bien

Experimento: un recital poético con guitarra. Música primero y poemitas después. Denuedo de sirocos sobre ciudades cimbreantes. Lo del denuedo, vale, pero cimbreantes, ¿por qué? Ir bajando por las armas hasta llegar a las orillas, ¿o dijo hojillas? Hojillas queda mejor, creo, por lo de las armas, aunque, de todos modos, lo importante es el cantadito, el tono de voz, esa cosa medio lastimosa o trágica que supone ser tan visceral y tan profunda. Lees cualquier cosa así y ya tienes espacio en los ateneos y centros de cultura. Cuando digo cualquier cosa es cualquier cosa, hasta el periódico. Pruébalo, frente a un espejo, lee el periódico lastimoso y con cara trágica, y te sentirás poeta, de verdad. Primero escucha un par de recitales, claro, para que aprendas cómo es el rollo, para que puedas ser parte del gremio, para que te crean poeta de vanguardia, noticias de prensa con voz poética, sublime ready-made. Tienes dos opciones: pedos trágicos, mujeres víctimas de la violencia doméstica o negritos muriéndose de hambre, cosas así, éxito asegurado, poeta duro, comprometido, irónico, profundo, yo qué sé. La segunda opción, la buena, leer noticias del mundo de la cultura, por ejemplo, o de las páginas sociales, o anuncios publicitarios, que desubiquen y molesten, siempre con el tonito acentuado, ridiculizando. Al próximo recital no te dejarán entrar, no te dirán cuándo; o sentirás una pared de odio y silencio alrededor de ti. Entonces te podrás levantar, decirles que como poetas son todos unos comemierdas (incluyéndote), e irte a tu casa a cascártela mirando actrices desnudas en internet. Eso sí, siempre con la voz triste y profunda. Jamás lo olvides. Es lo único que te distingue de un tipo común, el tonito. Porque del resto, eres igual que cualquiera. El tonito.
Con este experimento se demuestra que sí, que un sonido vale más que trescientas doce palabras. No se demuestra nada más.

Gui-Zhou es una mujer de unos cuarenta años. Gui-Zhou espera en el muelle a los turistas que llegan sueltos. Ghi-Zhou nos consiguió hotel (comisión); nos hizo escoger, de unas bateas plásticas, con lástima y asco, los pescados para la cena (comisión); nos sirvió las cervezas, no sé cuántas (comisión), hasta que nos fuimos a dormir (comisión). A Gui-Zhou no se le escapa nadie. Sonrisa y venga por aquí, te resuelve la vida, a unos precios que, con la cabeza en euros, son de risa. Gui-Zhou se las ha arreglado para no tener competidores. De hecho, el pueblo entero existe para que Gui-Zhou se enriquezca. Gui-Zhou te mira de arriba a abajo, te evalúa, sabe exactamente lo que puede sacar de ti. Gui-Zhou no habla idiomas, pero se entiende con todos. Gui-Zhou, sin ser protestante, tiene el perfil clásico del empresario emprendedor. Gui-Zhou está picada por el gusanillo del comercio, es esclava de Hermes, sin saber. Gui-Zhou tiene olfato, te ofrece de todo, pero sabe cuándo parar, hasta dónde llegar. Gui-Zhou es una maravilla, pero tiene un defecto: cuando da la media vuelta, se le cae la sonrisa.

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