sábado, 6 de marzo de 2010

de una carta, sobre un cambio de empleo

Me felicitas porque ha salido el trabajo para la embajada, dices que seguro será mejor para mi cv, mi presupuesto, mi iq y mi ego. En realidad será peor para mi presupuesto, esperanzador para mi cv, igual para mi iq, y mucho mejor para mi ego, lo que demuestra que no todo en este mundo se mueve con dinero.
Peor para mi presupuesto: porque son menos horas de trabajo (35 vs 42 en el actual, en ambos casos pagadas a salario mínimo) y en el hotel además hay comisiones (por los taxis para los clientes, generalmente); pero ya sabes que mis ingresos acaban casi siempre en viajes, y en Francia uno sólo tiene derecho a pedir dias de vacaciones pasado un año de trabajo; eso me dejará varado un año en París a partir de junio; en el hotel he podido tener fines de semana de cuatro dias y he aprovechado los vuelos low cost para visitar ciudades sueltas. En la embajada haré salidas cortas de fin de semana en Francia, mucho más barato que viajes más lejos; por eso creo que el bajón de los ingresos no me fastidiará tanto; de todos modos tendría que buscar algo para complementar, está claro que de la escritura no se saca dinero ni aún con los libros bobos: hace un par de semanas salio en Barcelona un libro que escribí junto a un amigo, "100 motivos para ser del Barça (y no del Real Madrid)"; me quedaron 450 rupias despues de impuestos, por contrato no hay derechos sobre las ventas, el único ingreso extra que puede salir de aquí es en caso de agotarse la edición y reimprimirla; libritos como éste se pueden hacer un par al año, o sea, menos del salario minimo francés de un mes. Viendo cómo está el asunto de las editoriales he decidido colgar de un blog mi última novela completa y un par de libros anteriores; que la aproveche quien quiera, si la función de difusión y distribución de las editoriales es nula comparada con internet, y los derechos de autor están tan mal pagados, la verdad es que no tienen mucho sentido los canales tradicionales. He puesto un mapa y un contador de visitas para saber qué tanto se difunde una novela por el blog, ya te diré.
Esperanzador para mi cv: aunque oficialmente el puesto en la embajada es de lo más básico (atender llamadas, abrir puertas, y dar informacion a la gente que entra a preguntar), en las entrevistas  del año pasado, cuando me equivoqué entregando el cv completo, insistí en que mientras más cosas complejas me dejaran hacer, mejor. Pero si me han llamado ahora no es por esto, sino por lo que yo llamo el "síndrome de plaza sésamo", sólo que esta vez invertido a mi favor. El síndrome de plaza sésamo: la pantalla dividida en cuatro; en la primera casilla un niño se protege de la lluvia con un paraguas; en la segunda otro con un impermeable; en la tercera, no sé, quzá con un plástico; y en la cuarta aparece un negrito mojándose y pasando frío; mientras tanto, una cancioncita dice: uno de estos niños, no es como los otros \ uno de estos niños no es igual \ adivina cuál es diferente de los otros \ adivina cuál no es igual.
En la práctica, el síndrome funciona más o menos así:
Entran unos clientes medio cutres, los ingreso, les doy las llaves, suben.
JEFE DE RECEPCION (parado junto al RECEPCIONISTA, sonriendo): son amigos  del propietario.
RECEPCIONISTA (creyendo sinceramente que hay un error): el precio está por encima de los otros.
JEFE DE RECEPCION: sí (sonrisa de "mira qué vivos somos, ¿no?)
RECEPCIONISTA (inexpresivo): ah.
Pasa un rato, abre la puerta el PROPIETARIO (de mal rollo): cambie los precios de las habitaciones que entraron hace un momento.
De esta gilipolles deduzco que el jefe de recepcion esperaba que me hiciera gracia el chanchullo con los amigos del propietario; aunque me importe un carajo cómo el propietario cuida a sus amistades, la verdad es que no se me ocurrió reírme; esto parece que lo interpretó el jefe de recepción como una reprobación moral o algo parecido, y para tocarme los huevos salió a decírselo al propietario, que habrá visto mal que un recepcionista lo esté juzgando. En resumen, por más que uno se anule, se bloquee, y haga lo posible por ser invisible, por un lado o por el otro se nota el disfraz y sale aquel "pero tú no eres de los nuestros" que me soltó una venezolana, presuntamente chavista, apenas me la presentaron en un bar de Barcelona. La verdad es que no, no lo soy, no tengo la menor puta idea de cómo serlo ni tengo nada que me motive para descubrirlo. Total, que por el síndrome de plaza sésamo las relaciones con el "poder" en el hotel se han ido tensando en los dos años que llevo trabajando, y sé que ha llegado el momento de buscar otra cosa; pensaba hacerlo en mayo, después de las vacaciones de Tailandia, pero por buena suerte me llamaron de la embajada para comenzar en junio. En la embajada te decía que el síndrome funcionó al revés porque el hecho de tener amigos comunes con el embajador y decorar bien cuando abría la puerta, ha hecho que el embajador y la segunda en la embajada me hayan preferido en vez de la mujer escogida por el encargado de personal, quien se decidió por alguien"adaptado mejor al puesto", o sea, más neutro. Supongo que la escogida ha tenido problemas de trato con alguien de adentro (es la parte jodida del trabajo en la embajada, hay que ser escandalosamente polite con todo el mundo) y los de arriba se habrán apoyado en eso para volver a llamarme. No sé cuánto tiempo vaya a durar, este año hay elecciones en el Perú y es muy probable que el próximo año haya cambios; según las encuestas cuando hice la sustitución el año pasado la cosa está entre los  fujimoristas y los chavistas, perdón, humalistas, así que no sé si el síndrome de plaza sésamo reaparezca el año que viene, con el nuevo embajador. En todo caso el trabajo me permite entrar en contacto con gente cercana en formación, trato, e intereses, y a la hora de buscar otra cosa se verá mucho mejor, para los trabajos que me interesan, poner "auxiliar en la embajada del Perú", que "recepcionista en el hotel Términus Orleans". Las leyes del mercado pegan duro: los trabajos buenos se ofrecen a los amigos o a los amigos de los amigos, y los cutres (esos en los que la rotación de personal es alta, por mal manejo de la politica de empleo o por condiciones de trabajo jodidas) son los que aparecen en las páginas de empleo; cuando uno no tiene las relaciones, las probabilidades de caer en un buen puesto son bajas, y es lo que pasa cuando se llega como inmigrante (además de la preferencia que le dan, claro, a los trabajadores nacionales, creo que básicamente porque los empleadores pueden prever mejor cómo reaccionan los locales que los extranjeros).

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