domingo, 27 de diciembre de 2009
sin titulo
DATOS AUTOBIOGRÁFICOS [aparecidos en El Arquitecto, Serie II, número VIII, página 3, México, marzo-abril de 1926]
1886.- Nació en la ciudad de Guanajuato
1891.- Vino a la ciudad de México con sus padres.
1897.- Empezó a asistir a las clases de dibujo nocturno en la Escuela Nacional de Bellas Artes, recibió lecciones de don Andrés Ríos.
1899-1901.- Recibió lecciones de don Santiago Rebull, don José María Velasco y don Félix Parra.
1902.- Empezó a trabajar libremente en el campo disgustado de la orientación de la escuela bajo el catalán Fabrés.
1907.- Marchó a España donde el choque entre la tradición mexicana, los ejemplos de pintura antigua, y el ambiente y producción moderna española de entonces, obrando sobre su timidez educada en el respeto a Europa lo desorientaron, haciéndole producir cuadros detestables muy inferiores a los hechos por él en México antes de marchar a Europa, en ese año trabajó en el taller de don Eduardo Chicharro.
1908-1910.- Viaja por Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra; trabaja poco, telas anodinas, de este periodo y el anterior son las que posee la Escuela Nacional de Bellas Artes.
Octubre de 1910.- Vuelve a México donde permanece hasta junio de 1911. Asiste al principio de la Revolución mexicana en los estados de Morelos y México, y el movimiento zapatista, no pinta nada pero en su espíritu se definen los valores que orientarán su vida de trabajo hasta hoy.
Julio de 1911.- Vuelve a París y empieza ordenadamente su trabajo.
1911.- Influencias neo-impresionistas (Seurat). 1912 influencias greco-cezanianas.
1913 Influencias picasianas; amistad con Pisarro.
1914.- Aparecen dentro de sus cuadros cubistas (discípulo de Pisarro) los indicios de su personalidad de mexicano.
1915.- Sus compañeros cubistas condenan su exotismo, París.
1916.- Desarrollo de ese exotismo (coeficiente mexicano), París.
1917.- Empieza a anunciarse en su pintura el resultado de su trabajo sobre la estructura de la obra de arte y apártanse sus cuadros del tipo cubista.
1918.- Nuevas influencias de Cézanne y Renoir. Amistad con Elie Faure.
1920-1921.- Viaje por Italia. 350 dibujos según los Bizantinos Primitivos Cristianos,, pre-renacentistas y del natural.
Septiembre de 1921.- Vuelve a México. Óleos en Yucatán y Puebla; dibujos al choque con la belleza de México. Aparece al fin la personalidad del pintor.
1922.- Decoración del Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria. No logra hacer una obra autónoma y las influencias de Italia son extremadamente visibles.
1923-1926.- Murales en la Secretaría de Educación Pública y Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo. Esta obra comprende ciento sesenta y ocho frescos en donde poco a poco se desprende de las influencias y extiende su personalidad la que según su intuición y su juicio y de algunos críticos siempre tendió a la pintura mural.*
*Los “datos biográficos” que publica “El Arquitecto” son copia exacta del original dado por Diego Rivera, así como los títulos de los grabados.
*
En esta Autobiografía de 1926 hay un error útil para desvariar, es el cambio de Picasso por Pisarro. Por un lado, a las influencias picasianas les fata una ese. Por el otro, hacer amistad con Pisarro, el pintor impresionista, en 1913, era imposible, entre otras cosas porque llevaba diez años muerto. Entonces, por el error ortográfico y por el cambio de nombre podría pensarse que:
1. Alguien transcribió para la revista el texto y se equivocó; lo que podría querer decir que Picasso, en el México de 1926, era desconocido (además del transcriptor, el texto debió de pasar bajo la mirada del corrector y del editor).
2. Fue el propio autobiografiado quien, por un lapsus, trastocó el nombre de Picasso; esto apoyaría la hipótesis del biógrafo punzante para quien las relaciones de su biografiado con Picasso fueron casi siempre conflictivas (por un lado la genialidad y el poder, dentro del ambiente, del pintor español, producían atracción y repulsión al pintor mexicano; y por el otro lado parece que a Picasso le gustaba sentirse el dueño del harem de las mujeres que circulaban por el Montparnasse de la época, y esto causó varios roces con el mexicano por una pintora rusa que se acostaba con ambos, pero esa es otra historia).
3. Los errores puros y simples existen, y lo errado es intentar buscar explicaciones.
1886.- Nació en la ciudad de Guanajuato
1891.- Vino a la ciudad de México con sus padres.
1897.- Empezó a asistir a las clases de dibujo nocturno en la Escuela Nacional de Bellas Artes, recibió lecciones de don Andrés Ríos.
1899-1901.- Recibió lecciones de don Santiago Rebull, don José María Velasco y don Félix Parra.
1902.- Empezó a trabajar libremente en el campo disgustado de la orientación de la escuela bajo el catalán Fabrés.
1907.- Marchó a España donde el choque entre la tradición mexicana, los ejemplos de pintura antigua, y el ambiente y producción moderna española de entonces, obrando sobre su timidez educada en el respeto a Europa lo desorientaron, haciéndole producir cuadros detestables muy inferiores a los hechos por él en México antes de marchar a Europa, en ese año trabajó en el taller de don Eduardo Chicharro.
1908-1910.- Viaja por Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra; trabaja poco, telas anodinas, de este periodo y el anterior son las que posee la Escuela Nacional de Bellas Artes.
Octubre de 1910.- Vuelve a México donde permanece hasta junio de 1911. Asiste al principio de la Revolución mexicana en los estados de Morelos y México, y el movimiento zapatista, no pinta nada pero en su espíritu se definen los valores que orientarán su vida de trabajo hasta hoy.
Julio de 1911.- Vuelve a París y empieza ordenadamente su trabajo.
1911.- Influencias neo-impresionistas (Seurat). 1912 influencias greco-cezanianas.
1913 Influencias picasianas; amistad con Pisarro.
1914.- Aparecen dentro de sus cuadros cubistas (discípulo de Pisarro) los indicios de su personalidad de mexicano.
1915.- Sus compañeros cubistas condenan su exotismo, París.
1916.- Desarrollo de ese exotismo (coeficiente mexicano), París.
1917.- Empieza a anunciarse en su pintura el resultado de su trabajo sobre la estructura de la obra de arte y apártanse sus cuadros del tipo cubista.
1918.- Nuevas influencias de Cézanne y Renoir. Amistad con Elie Faure.
1920-1921.- Viaje por Italia. 350 dibujos según los Bizantinos Primitivos Cristianos,, pre-renacentistas y del natural.
Septiembre de 1921.- Vuelve a México. Óleos en Yucatán y Puebla; dibujos al choque con la belleza de México. Aparece al fin la personalidad del pintor.
1922.- Decoración del Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria. No logra hacer una obra autónoma y las influencias de Italia son extremadamente visibles.
1923-1926.- Murales en la Secretaría de Educación Pública y Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo. Esta obra comprende ciento sesenta y ocho frescos en donde poco a poco se desprende de las influencias y extiende su personalidad la que según su intuición y su juicio y de algunos críticos siempre tendió a la pintura mural.*
*Los “datos biográficos” que publica “El Arquitecto” son copia exacta del original dado por Diego Rivera, así como los títulos de los grabados.
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En esta Autobiografía de 1926 hay un error útil para desvariar, es el cambio de Picasso por Pisarro. Por un lado, a las influencias picasianas les fata una ese. Por el otro, hacer amistad con Pisarro, el pintor impresionista, en 1913, era imposible, entre otras cosas porque llevaba diez años muerto. Entonces, por el error ortográfico y por el cambio de nombre podría pensarse que:
1. Alguien transcribió para la revista el texto y se equivocó; lo que podría querer decir que Picasso, en el México de 1926, era desconocido (además del transcriptor, el texto debió de pasar bajo la mirada del corrector y del editor).
2. Fue el propio autobiografiado quien, por un lapsus, trastocó el nombre de Picasso; esto apoyaría la hipótesis del biógrafo punzante para quien las relaciones de su biografiado con Picasso fueron casi siempre conflictivas (por un lado la genialidad y el poder, dentro del ambiente, del pintor español, producían atracción y repulsión al pintor mexicano; y por el otro lado parece que a Picasso le gustaba sentirse el dueño del harem de las mujeres que circulaban por el Montparnasse de la época, y esto causó varios roces con el mexicano por una pintora rusa que se acostaba con ambos, pero esa es otra historia).
3. Los errores puros y simples existen, y lo errado es intentar buscar explicaciones.
viernes, 25 de diciembre de 2009
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La narración del itinerario del primer conquistador que pisó México corrió más aventuras que el mismo conquistador, un hombre apellidado Grijalva que, sin saberlo, le abrió la puerta a Cortés.
Aparentemente, a mediados del siglo XIX el original de las aventuras de Grijalva había desaparecido; sólo existía una traducción al toscano, llena de errores, hecha por un veneciano que tuvo el original al frente. De las dificultades para regresar el texto al castellano se lamenta un mexicano que, en 1858, publicó un libro para rescatar de la desaparición una colección heterogénea de fragmentos olvidados o inéditos, escritos en los tiempos de la conquista.
El autor del itinerario de Grijalva fue, de acuerdo con el mexicano, un cura de apellido Díaz que, según, juzgó duramente a su protagonista. Dos copias manuscritas encontró el mexicano de la traducción al toscano; en ambas, el viaje de Grijalva venía acompañado por los relatos de otros aventureros en distintos puntos oscuros del mapamundi de la época. A continuación, siempre siguiendo al mexicano, el itinerario de Grijalva entra y sale de distintas ediciones de libros de viajes hasta que, en una de esas, se abre la opción de que el original haya aparecido en un libro publicado en Sevilla a finales del siglo XVI, pero el mexicano duda que sea el texto original porque el autor parece trabajar sobre obras escritas en latín que datan de 1511, es decir, antes del asunto, y además cree que de haber existido el itinerario de Grijalva en castellano los eruditos nunca hubieran usado la traducción toscana.
Aparentemente, a mediados del siglo XIX el original de las aventuras de Grijalva había desaparecido; sólo existía una traducción al toscano, llena de errores, hecha por un veneciano que tuvo el original al frente. De las dificultades para regresar el texto al castellano se lamenta un mexicano que, en 1858, publicó un libro para rescatar de la desaparición una colección heterogénea de fragmentos olvidados o inéditos, escritos en los tiempos de la conquista.
El autor del itinerario de Grijalva fue, de acuerdo con el mexicano, un cura de apellido Díaz que, según, juzgó duramente a su protagonista. Dos copias manuscritas encontró el mexicano de la traducción al toscano; en ambas, el viaje de Grijalva venía acompañado por los relatos de otros aventureros en distintos puntos oscuros del mapamundi de la época. A continuación, siempre siguiendo al mexicano, el itinerario de Grijalva entra y sale de distintas ediciones de libros de viajes hasta que, en una de esas, se abre la opción de que el original haya aparecido en un libro publicado en Sevilla a finales del siglo XVI, pero el mexicano duda que sea el texto original porque el autor parece trabajar sobre obras escritas en latín que datan de 1511, es decir, antes del asunto, y además cree que de haber existido el itinerario de Grijalva en castellano los eruditos nunca hubieran usado la traducción toscana.
martes, 15 de diciembre de 2009
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Ya tengo en casa el material que servirá para fabricar al personaje: todos sus escritos reunidos en tres tomos, toda la pintura mural en un libro gigante, una biografía detallada y escéptica, una autobiografía autopromocional, y los textos teóricos que me servirán para la metodología en la memoria de ochenta páginas que debo redactar para cerrar un master, y que es la excusa de toda esta historia.
Ahora la pregunta es por dónde comenzar; más bien por dónde seguir, porque la autobiografía autopromocional ya la leí y el libro gigante de los murales lo llevo a medias. También avanzo el Popol Vuh traducido por Miguel Ángel Asturias y una historia de México escrita por un norteamericano más o menos en la época del fresco centro de la investigación. Entonces, ¿leo primero la correspondencia y los artículos, o el biógrafo punzante, o la teoría? Me voy por lo más simple, comienzo todo al mismo tiempo.
Las primeras cartas me muestran a un tipo centrado e inteligente (dos de Madrid de 1910 y 1911, y otras dos de París de 1915 y 1916… en plena guerra, ¿qué hacía aquí?). La introducción del biógrafo punzante habla, sobre todo, de la celebración del Día de los Muertos en México y describe superficialmente a Guanajuato, en un tono semiliterario al estilo de los best sellers norteamericanos. El libro de teoría… no sé, no lo he abierto.
Paro, tengo que vestirme para ir a trabajar.
*
EXTERIOR. NOCHE. CALLE. AÑOS OCHENTA DEL SIGLO XIX
Fiesta de pueblo mexicano: niños, gallinas, mujeres, perros, hombres y ancianos moviéndose de un extremo a otro de la pantalla, la mayoría vestidos con sencillez, casi todos con actitud despreocupada.
En lugar del ruido de personas y animales, se escuchan llantos y lamentos.
La cámara se aleja de la fiesta y nos damos cuenta de que era la vista desde una ventana.
INTERIOR. DORMITORIO AMPLIO DE UN CASERÓN ANTIGUO
A la izquierda de la ventana una cama donde dos mujeres amortajan a otra, comenzando por los pies. A la derecha de la ventana un hombre mira al piso mientras otro susurra frases de las que sólo se alcanza a oír palabras sueltas: “viaje”, “esferas”, “hermanos”; la ropa de ambos hombres, con chalecos y leontinas, contrasta con la de las mujeres que lloran y amortajan.
El sonido de una puerta que se abre. Aparece una mujer, vestida también sencillamente. Lleva en brazos a dos recién nacidos. Tiene los ojos llorosos.
MUJER CON NIÑOS.- Señor, ¿sus hijos pueden… --hace un gesto hacia la cama.
El hombre que mira al suelo no reacciona; su acompañante aprueba moviendo ligeramente la cabeza.
La mujer con los niños se acerca a la cama, se inclina, y grita:
MUJER CON NIÑOS.- ¡Está viva! ¡La señora está viva!
Las dos mujeres dejan de amortajar, el hombre que miraba al suelo levanta la cabeza, el otro frunce el ceño.
MUJER CON NIÑOS.- ¡Se lo juro por la Virgencita, la señora está viva, me está oyendo!
El hombre que miraba al suelo sigue inmóvil, como en shock, el otro se acerca a la cabecera, coge una vela de la mesa de noche, la acerca a la cara de la mujer que está en la cama. Se incorpora todavía con el ceño fruncido.
HOMBRE DEL CEÑO FRUNCIDO.- Quítenle eso --señalando la mortaja.
En primer plano un pie liberado de la mortaja. Unas manos de mujer lo sostienen, unas manos de hombre encienden una cerilla. El fuego de la cerilla sobre el talón; uno, dos, tres, cuatro segundos, hasta que se apaga y vemos que se ha formado una ampolla. La cerilla cae de los dedos inmóviles.
HOMBRE DEL CEÑO FRUNCIDO.- Diego, sí, tu mujer está viva.
El hombre que miraba al suelo corre a la cabecera de la cama, gritos de agradecimiento de las mujeres que amortajaban, revuelo en el cuarto y, mientras tanto, asomada a la ventana, una niña disfrazada de Muerte (la misma que en El sueño de la Alameda), ha estado mirándolo todo y, en algún momento, da la media vuelta y se va.
Ahora la pregunta es por dónde comenzar; más bien por dónde seguir, porque la autobiografía autopromocional ya la leí y el libro gigante de los murales lo llevo a medias. También avanzo el Popol Vuh traducido por Miguel Ángel Asturias y una historia de México escrita por un norteamericano más o menos en la época del fresco centro de la investigación. Entonces, ¿leo primero la correspondencia y los artículos, o el biógrafo punzante, o la teoría? Me voy por lo más simple, comienzo todo al mismo tiempo.
Las primeras cartas me muestran a un tipo centrado e inteligente (dos de Madrid de 1910 y 1911, y otras dos de París de 1915 y 1916… en plena guerra, ¿qué hacía aquí?). La introducción del biógrafo punzante habla, sobre todo, de la celebración del Día de los Muertos en México y describe superficialmente a Guanajuato, en un tono semiliterario al estilo de los best sellers norteamericanos. El libro de teoría… no sé, no lo he abierto.
Paro, tengo que vestirme para ir a trabajar.
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EXTERIOR. NOCHE. CALLE. AÑOS OCHENTA DEL SIGLO XIX
Fiesta de pueblo mexicano: niños, gallinas, mujeres, perros, hombres y ancianos moviéndose de un extremo a otro de la pantalla, la mayoría vestidos con sencillez, casi todos con actitud despreocupada.
En lugar del ruido de personas y animales, se escuchan llantos y lamentos.
La cámara se aleja de la fiesta y nos damos cuenta de que era la vista desde una ventana.
INTERIOR. DORMITORIO AMPLIO DE UN CASERÓN ANTIGUO
A la izquierda de la ventana una cama donde dos mujeres amortajan a otra, comenzando por los pies. A la derecha de la ventana un hombre mira al piso mientras otro susurra frases de las que sólo se alcanza a oír palabras sueltas: “viaje”, “esferas”, “hermanos”; la ropa de ambos hombres, con chalecos y leontinas, contrasta con la de las mujeres que lloran y amortajan.
El sonido de una puerta que se abre. Aparece una mujer, vestida también sencillamente. Lleva en brazos a dos recién nacidos. Tiene los ojos llorosos.
MUJER CON NIÑOS.- Señor, ¿sus hijos pueden… --hace un gesto hacia la cama.
El hombre que mira al suelo no reacciona; su acompañante aprueba moviendo ligeramente la cabeza.
La mujer con los niños se acerca a la cama, se inclina, y grita:
MUJER CON NIÑOS.- ¡Está viva! ¡La señora está viva!
Las dos mujeres dejan de amortajar, el hombre que miraba al suelo levanta la cabeza, el otro frunce el ceño.
MUJER CON NIÑOS.- ¡Se lo juro por la Virgencita, la señora está viva, me está oyendo!
El hombre que miraba al suelo sigue inmóvil, como en shock, el otro se acerca a la cabecera, coge una vela de la mesa de noche, la acerca a la cara de la mujer que está en la cama. Se incorpora todavía con el ceño fruncido.
HOMBRE DEL CEÑO FRUNCIDO.- Quítenle eso --señalando la mortaja.
En primer plano un pie liberado de la mortaja. Unas manos de mujer lo sostienen, unas manos de hombre encienden una cerilla. El fuego de la cerilla sobre el talón; uno, dos, tres, cuatro segundos, hasta que se apaga y vemos que se ha formado una ampolla. La cerilla cae de los dedos inmóviles.
HOMBRE DEL CEÑO FRUNCIDO.- Diego, sí, tu mujer está viva.
El hombre que miraba al suelo corre a la cabecera de la cama, gritos de agradecimiento de las mujeres que amortajaban, revuelo en el cuarto y, mientras tanto, asomada a la ventana, una niña disfrazada de Muerte (la misma que en El sueño de la Alameda), ha estado mirándolo todo y, en algún momento, da la media vuelta y se va.
domingo, 13 de diciembre de 2009
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26 rue de Depart 3 de junio 2009
20:04 h Al edificio lo desaparecieron, ahora está el centro comercial y, en lo que debió ser el sitio preciso, una vidriera de Galeries La Fayette. En la vidriera hay carteras de señoras y un par de maniquíes con vestiditos de verano.
20:09 h Un negro de traje mira con cuidado las carteras de señora.
20:10 h Tres militares que patrullan aburridos me miran a mí.
20:11 h Dos chicas pasan, una de ellas dice, señalando al suelo, "las tuyas son hiperoriginales"
20:12 h Un tipo me interrumpe comentando "buscamos un cine" (está con lo que parece un japonés); "por allá está lleno de cines", y señalo hacia el boulevard.
20:17 h Me da hambre, me voy a casa.
20:04 h Al edificio lo desaparecieron, ahora está el centro comercial y, en lo que debió ser el sitio preciso, una vidriera de Galeries La Fayette. En la vidriera hay carteras de señoras y un par de maniquíes con vestiditos de verano.
20:09 h Un negro de traje mira con cuidado las carteras de señora.
20:10 h Tres militares que patrullan aburridos me miran a mí.
20:11 h Dos chicas pasan, una de ellas dice, señalando al suelo, "las tuyas son hiperoriginales"
20:12 h Un tipo me interrumpe comentando "buscamos un cine" (está con lo que parece un japonés); "por allá está lleno de cines", y señalo hacia el boulevard.
20:17 h Me da hambre, me voy a casa.
viernes, 11 de diciembre de 2009
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Cuando quieres conocer a alguien lo primero que haces es intentar verle la cara. Pues eso he hecho. Llegué hasta la biblioteca del Pompidou y cogí todos los libros sobre el personaje. Sabía, porque revisé el catálogo por internet, que había uno de fotografías. En todas, excepto niño, se veía a un tipo enorme, cada vez más gordo, de ojos tristes, encorvado. De joven, una barba debajo del mentón lo convertía en bohemio según la moda. Después la barba desapareció y sólo quedó el tipo grande de ojos y hombros caídos.
Unas líneas (las tendría que copiar) lo ridiculizan ácidamente al momento de subir al barco que lo trajo por primera vez a Europa. La víctima era el mismo autor del texto muchos años después.
En una caricatura aparece acompañado por una viejecita delante de unos dibujos como de niño; era una sátira sobre los nuevos pintores publicada en un diario de la época. Otra viñeta lo muestra junto a Picasso y varios colegas en la Rue de Gaieté.
En muchas de las fotos sin barba sale acompañado por mujeres. Entre ellas, algunos iconos sexuales. El gigante triste parece haber sabido moverse también con las mujeres.
Entonces, al pasar la página, de frente, un truco del no azar: en una foto de su estudio en París aparece la dirección “26 rue de Depart”; o sea, casi igual que yo (18 rue de l’Arrivée), pero al otro lado de la torre.
Unas líneas (las tendría que copiar) lo ridiculizan ácidamente al momento de subir al barco que lo trajo por primera vez a Europa. La víctima era el mismo autor del texto muchos años después.
En una caricatura aparece acompañado por una viejecita delante de unos dibujos como de niño; era una sátira sobre los nuevos pintores publicada en un diario de la época. Otra viñeta lo muestra junto a Picasso y varios colegas en la Rue de Gaieté.
En muchas de las fotos sin barba sale acompañado por mujeres. Entre ellas, algunos iconos sexuales. El gigante triste parece haber sabido moverse también con las mujeres.
Entonces, al pasar la página, de frente, un truco del no azar: en una foto de su estudio en París aparece la dirección “26 rue de Depart”; o sea, casi igual que yo (18 rue de l’Arrivée), pero al otro lado de la torre.
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