Isla de
Coche, Venezuela, 2012
Ejercicio: mirar la imagen
durante cinco segundos mientras avanza el slide en el portarretratos
digital.
Leyendo el Trópico de
Capricornio comencé a imaginar lo que podría salir del ejercicio, sabiendo
que me encontraría con el portarretratos en el camino a la cocina y a la taza
de té. Supuse que, no importa la foto que me tocara ver, quedaría manchada por
el libro de Henry Miller. Así, por ejemplo, si aparecía una de las imágenes de
mi mujer que llenan el portarretratos, vendría a mi cabeza una escena
libidinosa, necesariamente.
Pero no, aparecieron estas nubecitas y tuve sólo cinco segundos para
mirarlas. No pude encontrar en ellas los ovarios, las parejas follando, las mujeres
con las piernas abiertas, las tetas o las pollas que llenan el libro de Henry
Miller. Nada. Agua inocente volando por el cielo reflejado de la fotografía.
Creo que de haber tenido veinte segundos más esas simpáticas nubecitas
se habrían montado una buena fiesta, como las de Nerón, allí, impúdicas, al
aire libre.
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