La narración del itinerario del primer conquistador que pisó México corrió más aventuras que el mismo conquistador, un hombre apellidado Grijalva que, sin saberlo, le abrió la puerta a Cortés.
Aparentemente, a medidados del siglo XIX el original de las aventuras de Grijalva había desaparecido; sólo existía una traducción al toscano, llena de errores, hecha por un veneciano que tuvo el original al frente. De las dificultades para regresar el texto al castellano se lamenta un mexicano que, en 1858, publicó un libro para rescatar de la desaparición una colección heterogénea de fragmentos olvidados o inéditos, escritos en los tiempos de la conquista.
El autor del itinerario de Grijalva fue, de acuerdo con el mexicano, un cura de apellido Díaz que, según, juzgó duramente a su protagonista. Dos copias manuscritas encontró el mexicano de la traducción al toscano; en ambas, el viaje de Grijalva venía acompañado por los relatos de otros aventureros en distintos puntos oscuros del mapamundi de la época. A continuación, siempre siguiendo al mexicano, el itinerario de Grijalva entra y sale de distintas ediciones de libros de viajes hasta que, en una de esas, se abre la opción de que el original haya aparecido en un libro publicado en Sevilla a finales del siglo XVI, pero el mexicano duda que sea el texto original porque el autor parece trabajar sobre obras escritas en latín que datan de 1511, es decir, antes del asunto, y además cree que de haber existido el itinerario de Grijalva en castellano los eruditos nunca hubieran usado la traducción toscana.
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