Ya tengo en casa el material que servirá para fabricar al personaje: todos sus escritos reunidos en tres tomos, toda la pintura mural en un libro gigante, una biografía detallada y escéptica, una autobiografía autopromocional, y los textos teóricos que me servirán para la metodología en la memoria de ochenta páginas que debo redactar para cerrar un master, y que es la excusa de toda esta historia.
Ahora la pregunta es por dónde comenzar; más bien por dónde seguir, porque la autobiografía autopromocional ya la leí y el libro gigante de los murales lo llevo a medias. También avanzo el Popol Vuh traducido por Miguel Ángel Asturias y una historia de México escrita por un norteamericano más o menos en la época del fresco centro de la investigación. Entonces, ¿leo primero la correspondencia y los artículos, o el biógrafo punzante, o la teoría? Me voy por la vía sencilla, comienzo todo al mismo tiempo.
Las primeras cartas me muestran a un tipo centrado e inteligente (dos de Madrid de 1910 y 1911, y otras dos de París de 1915 y 1916… en plena guerra, ¿qué hacía aquí?). La introducción del biógrafo punzante habla, sobre todo, de la celebración del Día de los Muertos en México y describe superficialmente a Guanajuato, en un tono semiliterario al estilo de los best sellers norteamericanos. El libro de teoría… no sé, no lo he abierto.
Pero ya, aquí paro, tengo que vestirme para ir a trabajar.
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